El sistema nervioso es uno de los sistemas más importantes de nuestro organismo, y a su vez, uno de los más complejos. Las características excitables del tejido nervioso permiten la generación de impulsos nerviosos (potenciales de acción) que hacen posible la comunicación y la regulación de la mayor parte de los tejidos del organismo.
Si nos centramos en el sistema sensitivo motor e integrador, podemos decir, que las vías motoras y sensitivas proporcionan el camino para las aferencias hacia el encéfalo y la médula espinal, y las eferencias hacia los órganos diana para inducir respuestas, como la contracción muscular.
A su vez, el sistema nervioso se encarga de trasmitirnos una sensación indispensable para la supervivencia, el dolor. Este tiene una función protectora, ya que alerta de condiciones nocivas para el organismo, presentando dichas sensaciones dolorosas, a veces, de una manera desproporcionada frente a estímulos leves, cronificándose a causa de una lesión o incluso apareciendo sin una causa evidente (1).
Debido a estas dos funciones del sistema nervioso, la fisioterapia se plantea una técnica a través de la cuál podamos valorar si el problema tiene un origen nervioso y si a través de su rehabilitación se puede mejorar la función y aliviar el dolor, siendo este el origen de la neurodinámica.
¿Qué es la neurodinámica?
La neurodinámica es una intervención dirigida a restaurar una homeostasis alterada en el sistema neuro-inmune mediante la movilización del sistema nervioso y otras estructuras que lo rodean (2).
A través de ella podemos evaluar la mecanosensibilidad del tejido neural. La aplicación de movimientos, debidamente administrados y secuenciados, estresan o alivian las diferentes estructuras neuromusculoesqueléticas, con especial atención al tejido neural.
Estos movimientos pretenden alterar, aunque sea temporalmente, la mecánica (es decir, la capacidad del nervio para resistir la compresión, deslizamiento, estiramiento) y/o la fisiología (en relación con una isquemia localizada, o alteraciones en la presión intraneural) de una parte en particular de tejido neural (3,4).
Una vez reproducidos los síntomas neurógenos en una determinada área corporal, mantiene dicha área corporal inmóvil y valora los cambios provocados por el movimiento de una articulación involucrada en la prueba, pero situada a distancia del área sintomática. Esta maniobra, denominada diferenciación estructural, señala al tejido neural como fuente de los síntomas, siendo la única manera de poder diferenciarlo de una patología musculoesquelética. Su justificación se basa en la continuidad anatómica y mecánica del sistema nervioso, al tratarse de un componente preferiblemente sin relación estructural directa con el área sintomática, excepto por medio del sistema nervioso. Este componente diferenciador produce cambios a distancia que afectan mecánicamente al tejido neural, y en menor medida al resto de estructuras musculoesqueléticas (3,5).
La prueba neurodinámica evalúa clínicamente la mecanosensibilidad del tejido neural, y es hacia la valoración de esta mecanosensibilidad hacia la que resulta óptimo dirigir la atención durante la exploración (6–8).
Neurodinámica y su aplicación
Existen estudios muy recientes que avalan este tipo de terapia, indicando como beneficios la reducción de edema intraneural y la hiperalgesia térmica, además de la capacidad de revertir el aumento de la respuesta inmune y la mejora de la dispersión del fluido intraneural (9).
En otro documento encontramos prometedoras conclusiones, donde la neurodinámica era recomendada, en base a la evidencia científica, en pacientes con dolor lumbar y en miembro inferior asociado, dolor cervical y en miembro superior asociado, síndrome del túnel del tarso y dolor plantar en el talón (10).
También se puede ahondar en una revisión de 45 estudios, y 502 sujetos, la cual se centra en la efectividad de la movilización neural en la resolución de cuadros clínicos del cuadrante inferior. El estudio concluye en que hay efectos positivos al aplicar neurodinámica al cuadrante inferior del cuerpo. Específicamente, los beneficios de la movilización del sistema nervioso se comprueban en dos situaciones: efectos moderados sobre la flexibilidad en participantes sanos y, lo más importante, grandes efectos sobre el dolor y la discapacidad en personas con dolor lumbar. Sin embargo, y como suele ocurrir en toda revisión, más estudios con alta calidad metodológica son necesarios para apoyar estas conclusiones (11).
A raíz de esta última revisión, varios de los estudios relacionados con la neurodinámica se centran en evaluar su utilidad en la reducción del dolor y en comprobar su eficacia en el aumento de la flexibilidad y el rango de movimiento.
También se hallan artículos donde, a través de electromiografía, se ha comprobado que la neurodinámica puede influir en la activación muscular, obteniendo resultados positivos en el reclutamiento de fibras y en la fuerza (12), así como mejoras en el control postural estático e incremento del rendimiento del tren inferior (13).
Por todo ello, podemos concluir diciendo que la neurodinámica puede ser una técnica muy útil en problemas de ciática, dolores plantares o en el síndrome del túnel carpiano.
Bibliografía
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