Ignacio nos cuenta su pasión por el deporte
Hola a todos, tengo 41 años y soy deportista amateur. He practicado muchos tipos de deporte a lo largo de mi vida y siempre he disfrutado mucho con ello.
Desde la infancia practiqué Judo incluso compitiendo a nivel nacional. Durante los últimos 13 años he tenido la suerte de poder formar parte de un equipo de fútbol de aficionados que me ha permitido competir a nivel nacional e internacional amateur en campeonatos para médicos futbolistas. Se trata de una actividad deportiva de aficionados, no me considero para nada buen futbolista, pero es mi ilusión, además de ser algo que me ha proporcionado no sólo una práctica deportiva saludable, sino unas ilusiones y fantasías muy satisfactorias a nivel personal.
Cuando aparece la lesión
Hace ahora 13 meses que tuve la lesión más importante que he sufrido en mi trayectoria deportiva. Hoy recuerdo perfectamente el sonido que produjo la rotura del ligamento cruzado anterior de mi rodilla izquierda. Una jugada totalmente fortuita, un mal apoyo. Me eché al suelo con un grito ahogado, no tanto por el dolor como por la cantidad de pensamientos negativos y dudas que vinieron a mi cabeza: tipo de lesión, alcance y gravedad de la misma, frustración ante la necesidad de dejar la actividad deportiva y por cuánto tiempo sería, tipo de actitud que habría de tomar para recuperarme, posibilidades de recuperación…
Lo más angustiante de todo…
¿sería el fin de mi pequeña carrera como futbolista aficionado?,
¿tal vez el fin de mi actividad deportiva? Puff!
Al ser un equipo de médicos varios compañeros me exploraron la rodilla, las caras de preocupación en su rostro no eran nada halagüeñas, pero siempre estaba la coletilla de “espera a la resonancia…”, “tú estás muy bien de físico, seguro que no es tan grave…”, palabras cargadas de un intento por animarme e imagino que con gran pesar por dentro. La maniobra para explorar la estabilidad del cruzado o “prueba del cajón”, predecía lo que luego se confirmó.
Fueron días de angustia hasta la realización de la RMN que confirmó el diagnóstico, días en los que el apoyo de mi esposa y de todos los miembros del equipo por teléfono, chats, y en persona fueron muy importantes para mí. En esos días decidí ponerme en el peor de los escenarios posibles, quizás porque en mi interior yo sabía que la lesión era muy grave. Y así fue que la RMN confirmó lo peor. Rotura completa por arrancamiento del ligamento cruzado anterior y desgarro parcial del ligamento lateral interno.
Pero yo lo tenía muy claro, iba a luchar por volver a hacer deporte y si era posible por volver a jugar al fútbol. Además tenía la sensación de que si intentaba continuar con una actividad deportiva mínima con la rodilla así, hecha ciscos, nunca me sentiría bien conmigo mismo y no sabía si tendría secuelas posteriormente.
Tomé la decisión de que me operasen.
Experiencia operación ligamento cruzado anterior
Busqué a la persona que según la información que pude obtener mejor me podía ayudar e hice los trámites para la intervención. Además tuve la suerte de que un íntimo amigo, fisioterapeuta, que encima era familiar del traumatólogo que me iba a operar, me ayudo en el tratamiento preoperatorio (aconsejado por el traumatólogo por supuesto). Fueron semanas de cojera y de incertidumbre, pero mi decisión y mi objetivo eran claros y yo tenía la certeza de que todo iba a salir muy bien.
Y así fue, la operación fue un éxito. Soy médico y no soy aprensivo, por lo que fui consciente en todo momento de lo que ocurría en quirófano pues tuve la suerte de que los profesionales excelentes que me operaron me explicaban las dudas que tenía sobre la operación. Una noche en el hospital y a casa.
Mis planes eran claros
Se trataba de hacer el esfuerzo personal y económico de ponerme en las mejores manos posible para la recuperación. Por varios sitios me llegó la información de que en Centro Impulso había un tratamiento integral para recuperar este tipo de lesiones, por lo que no dudé en ponerme en contacto con Fran Salinas y que “contaran conmigo” como nuevo e implicado cliete y paciente. A los 4 días de la intervención (si, si, a los cuatro días en mi caso, parecía increíble) estaba en la camilla con Fran y un rayo de esperanza me iluminaba.
Fueron muchísimos días de duro esfuerzo físico y mental. Me sentía muy satisfecho conmigo mismo (quizás por mi pasado como deportista de artes marciales, sabía por experiencia que el sufrimiento te lleva al éxito) después de cada sesión. Gracias a todo el equipo de Centro Impulso, en especial a Fran, y con la ayuda de Manolo que también me “metía caña y me ponía las pilas” a petición propia, en trabajos complementarios a nivel físico, fui poco a poco evolucionando.
La profesionalidad, la experiencia, el ver que había un METODO para ayudarme, resolvieron todas mis dudas iniciales en relación a la posibilidad de fracaso. Estaba claro, dejar que los profesionales te digan lo que debes hacer.
Así fue la recuperación
Seguía (lo mejor que podía) todas las indicaciones de Fran. Era duro, porque veías lo rápido que se pierde la capacidad física en una lesión, y lo difícil que resulta hacer ejercicios aparentemente sencillísimos, pero con los que sudas como si estuvieses corriendo una maratón.
Alternábamos trabajos de fuerza, movilidad articular, isométricos, recuperación de elasticidad, pruebas para ir viendo la progresión… todo ello según una clara planificación e intención. Y todo ello con un trato personal impecable. A decir verdad el trato era profesional, sí, pero me satisface decir que creo que era un trato de amistad (al menos eso espero, por mi parte así lo percibí). Y para mí era muy importante comprobar que toda duda que yo tenía se veía satisfecha por una respuesta profesional y con los términos adecuados para que la pudiese entender.
Los días iban pasando, y yo me iba sintiendo cada vez mejor, incluso en vacaciones y fines de semana Fran me mandaba “deberes” para casa. Y yo encantado, claro. Me frenaba cuando quería ir muy rápido, me empujaba cuando me estaba quedando atrás… En definitiva, un crack.
Cambiamos de año y mi propósito seguía siendo firme, así pues a mediados de enero, con el beneplácito de Fran, comencé a trabajar agilidad y trabajos más específicos para la práctica del fútbol. Era algo increíble para mí. No quería echar las campanas al vuelo, pero me veía casi con un balón en los pies.
Sueños y objetivos cumplidos
Y llegó el momento de volver a pisar el césped (ni que decir tiene que seguía trabajando con Fran y Manolo). El aplauso de los compañeros al volver a vestirme y correr por el campo me emocionó. Las sensaciones eran muy buenas, tenía mis dudas a nivel de cabeza, pero el cuerpo respondía bien, y yo quería ir cada vez a más. Pensé que quizás podía llegar a volver a participar en un campeonato de España y comencé a ir subiendo el ritmo pero… vino un pequeño susto. Una inflamación de la articulación por un exceso de carga. Las dudas me asaltaron y ahí estuvo Fran de nuevo para dejarme tranquilo y para recuperarme por completo.
Y puedo decirlo por fin. Hace 3 días levanté de nuevo la copa de campeones de España de futbol de médicos en campeonato celebrado en Palma de Mallorca, el XXV campeonato de España de esta categoría. La emoción que sentí al ir transcurriendo los 5 partidos que jugamos, todos ellos victorias, hasta conseguir el tan ansiado título es indescriptible. No quería escribir a Fran hasta no finalizar la gesta (no quería gafar la trayectoria, superstición, claro está). Por fin lo pude hacer.
A él y al resto de su equipo, con mención especial a Manolo les debo mi actual estado de euforia. De corazón os lo agradezco. Y espero que este testimonio anime a otras personas a lanzarse a la piscina y pensar como yo. El que no arriesga no gana. Pero cuando estas con profesionales como los que estamos hablando, el riesgo no existe.
Un saludo
Ignacio.