La incontinencia urinaria, o las pérdidas de orina involuntarias, es un problema mucho más común de lo que se cree, especialmente entre las mujeres deportistas. Aunque se suele asociar con la edad o el postparto, la realidad es que muchas personas jóvenes y físicamente activas también la sufren. De hecho, diversos estudios indican que hasta un 30% de las mujeres que practican deporte experimentan pérdidas de orina durante el esfuerzo físico.
La buena noticia es que existen tratamientos eficaces para prevenir y mejorar este problema, sin necesidad de abandonar la actividad física. En este artículo te explicamos qué es la incontinencia urinaria, por qué ocurre durante el ejercicio, qué deportes pueden favorecerla y cómo puedes prevenirla o tratarla adecuadamente.
Qué es la incontinencia urinaria
La incontinencia urinaria se define como la pérdida involuntaria de orina. Puede manifestarse de forma leve —por ejemplo, unas gotas al toser o saltar— o más intensa, afectando la calidad de vida y la confianza de quien la padece.
Durante la práctica deportiva, el aumento de la presión abdominal al correr, saltar o levantar peso puede superar la capacidad de contención de la vejiga, provocando escapes. Esta situación se conoce como incontinencia urinaria de esfuerzo, y es la más habitual entre las deportistas.
Tipos de incontinencia urinaria
Existen varios tipos de incontinencia urinaria, aunque en el contexto deportivo predominan los siguientes:
Incontinencia urinaria de esfuerzo
Ocurre cuando los músculos del suelo pélvico no son capaces de soportar el aumento de presión que se produce en el abdomen durante el ejercicio. Es común en actividades como correr, saltar, aeróbic o levantamiento de pesas.
Incontinencia urinaria de urgencia
Se caracteriza por una necesidad repentina e intensa de orinar, seguida de una pérdida involuntaria. Aunque es menos común en deportistas jóvenes, puede estar relacionada con alteraciones neurológicas o irritación vesical.
Incontinencia mixta
Combina síntomas de los dos tipos anteriores: pérdidas ante el esfuerzo y urgencia para orinar.
Por qué se producen pérdidas de orina en el deporte
El suelo pélvico es un conjunto de músculos y tejidos que sostiene los órganos pélvicos (vejiga, útero y recto) y controla la continencia urinaria. Durante el ejercicio físico, especialmente en deportes de alto impacto, se incrementa la presión intraabdominal y estos músculos deben activarse para evitar escapes.
Cuando el suelo pélvico está debilitado o descoordinado, no logra contrarrestar la presión, y se producen pérdidas de orina. Entre los factores que pueden contribuir a este debilitamiento se incluyen:
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Embarazo y parto vaginal.
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Menopausia y disminución de estrógenos.
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Ejercicio intenso o repetido sin control postural.
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Tos crónica o estreñimiento.
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Sobrepeso o mala gestión respiratoria durante el esfuerzo.
La falta de conciencia corporal y el desconocimiento del funcionamiento del suelo pélvico también aumentan el riesgo de padecer incontinencia durante el deporte.
Deportes con mayor riesgo de pérdidas de orina
Aunque cualquier actividad física puede desencadenar pérdidas urinarias si el suelo pélvico no está en condiciones óptimas, algunos deportes presentan mayor riesgo debido al impacto o al esfuerzo que implican:
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Atletismo y running.
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CrossFit o levantamiento de pesas.
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Gimnasia artística o rítmica.
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Aeróbic, salto de comba o ejercicios de impacto.
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Deportes de contacto o alta intensidad (fútbol, baloncesto, tenis).
En cambio, actividades como natación, ciclismo, yoga o pilates suelen generar menos presión sobre el suelo pélvico y son más seguras en casos de debilidad o recuperación.
Cómo prevenir y tratar la incontinencia urinaria en el deporte
La incontinencia urinaria no debe considerarse normal, ni siquiera durante el esfuerzo físico. Existen numerosas estrategias para prevenir, mejorar y corregir este problema sin renunciar a la práctica deportiva.
1. Evaluación del suelo pélvico
El primer paso es realizar una valoración fisioterapéutica del suelo pélvico. Un fisioterapeuta especializado puede analizar el tono, fuerza y coordinación de estos músculos, y diseñar un plan de ejercicios adaptado a cada persona.
2. Ejercicios de fortalecimiento
Los ejercicios de Kegel son los más conocidos para mejorar la fuerza del suelo pélvico. Consisten en realizar contracciones voluntarias de los músculos que controlan la micción. Además, pueden complementarse con entrenamiento con biofeedback, electroestimulación o diatermia, según las necesidades del paciente.
3. Reeducación postural y respiratoria
Aprender a coordinar la respiración con el esfuerzo físico es fundamental. Exhalar en el momento del esfuerzo ayuda a reducir la presión sobre el abdomen y proteger el suelo pélvico. También es importante corregir la postura corporal y fortalecer la faja abdominal profunda, especialmente el transverso del abdomen.
4. Modificación del entrenamiento
En algunos casos puede ser necesario adaptar temporalmente el tipo o la intensidad del ejercicio. Sustituir los saltos por movimientos de menor impacto o realizar pausas entre series puede ayudar a evitar la sobrecarga.
5. Tratamientos complementarios
Además del entrenamiento muscular, existen tratamientos de fisioterapia avanzada que pueden acelerar la recuperación, como la radiofrecuencia o diatermia, que estimula la regeneración de los tejidos del suelo pélvico y mejora su tono.
6. Hábitos saludables
Mantener un peso corporal adecuado, evitar el estreñimiento y reducir el consumo de cafeína o alcohol son medidas sencillas que ayudan a disminuir los episodios de incontinencia urinaria.
Cuándo acudir al especialista
Es importante consultar con un profesional sanitario si se experimentan pérdidas de orina frecuentes o dificultades para controlar la micción durante el deporte. Un fisioterapeuta especializado en suelo pélvico o un urólogo pueden identificar la causa del problema y recomendar el tratamiento más adecuado.
Cuanto antes se inicie el abordaje, mejores serán los resultados. Con un programa personalizado, la mayoría de las personas recuperan el control urinario y pueden volver a practicar su deporte con total seguridad y confianza.
Conclusión
La incontinencia urinaria en el deporte es un problema frecuente, pero tratable. No debe considerarse una consecuencia inevitable del ejercicio físico, sino una señal de que el cuerpo necesita atención y fortalecimiento específico.
Cuidar el suelo pélvico, aprender a respirar correctamente y adaptar el entrenamiento son claves para prevenir las pérdidas de orina y mejorar el rendimiento deportivo. Con el acompañamiento de profesionales de la fisioterapia y hábitos saludables, es posible recuperar el control y disfrutar del movimiento sin preocupaciones.