Efecto del ejercicio físico en la enfermedad de Alzheimer

La enfermedad de Alzheimer es una patología neurodegenerativa que afecta principalmente a la memoria, el pensamiento y la conducta. Se trata de la causa más común de demencia en personas mayores y supone un gran desafío tanto para quienes la padecen como para sus familias y cuidadores. Aunque actualmente no existe una cura definitiva, diversas investigaciones han demostrado que el ejercicio físico puede tener un papel clave en la prevención y el manejo de esta enfermedad.

En este artículo analizamos cómo la actividad física influye en el cerebro, qué beneficios aporta a los pacientes con Alzheimer y qué tipo de ejercicios son más recomendables.

¿Qué es el Alzheimer?

El Alzheimer (EA) es una patología neurodegenerativa que causa un declive cognitivo y motriz de la persona afectada.

El trastorno se inicia en general de forma lenta, evolucionando progresivamente durante un período de años.

Actualmente se han realizado numerosas investigaciones centradas en los beneficios de tarapias no farmacológicas con los objetivos de ralentizar el declive cognitivo y físico, así como mantener o mejorar la calidad de vida del paciente. Los efectos del ejercicio físico en pacientes de EA así como la concreción de los parámetros diversos a su prescripción son todavía poco conocidos.

Ejercicio físico y salud cerebral

El cerebro humano es un órgano complejo que requiere de una buena circulación sanguínea, oxigenación y estímulos constantes para mantenerse activo. El ejercicio físico no solo fortalece los músculos y el sistema cardiovascular, sino que también tiene un impacto directo en el sistema nervioso central.

Estudios recientes señalan que la actividad física regular:

  • Aumenta el flujo sanguíneo cerebral, mejorando la oxigenación de las neuronas.

  • Favorece la neuroplasticidad, es decir, la capacidad del cerebro para crear nuevas conexiones neuronales.

  • Estimula la liberación de neurotransmisores como la dopamina y la serotonina, que influyen en el estado de ánimo y la motivación.

  • Reduce la inflamación y el estrés oxidativo, factores que contribuyen al deterioro cognitivo.

Beneficios del ejercicio físico en pacientes con Alzheimer

El ejercicio no solo es útil como medida preventiva, sino que también puede mejorar la calidad de vida de las personas que ya tienen Alzheimer. Diversos estudios clínicos han observado que los pacientes que se mantienen físicamente activos presentan:

  • Mejoras en la memoria a corto plazo y en la atención.

  • Mayor independencia en actividades diarias, como vestirse o caminar.

  • Reducción de síntomas conductuales, como la irritabilidad, la agitación o la depresión.

  • Mejora del equilibrio y la movilidad, disminuyendo el riesgo de caídas.

  • Mayor interacción social, ya que muchos programas de ejercicio se realizan en grupo.

Prevención del Alzheimer mediante el ejercicio físico

Uno de los hallazgos más relevantes de la ciencia es que el ejercicio físico regular puede retrasar la aparición del Alzheimer en personas con riesgo genético o con deterioro cognitivo leve.

Según investigaciones publicadas en revistas neurológicas internacionales, las personas mayores que realizan al menos 150 minutos de actividad física moderada a la semana tienen menor probabilidad de desarrollar Alzheimer. Esto se debe a que el ejercicio ayuda a:

  • Disminuir factores de riesgo cardiovascular como hipertensión, diabetes o colesterol alto, que están asociados a la demencia.

  • Mantener un peso saludable, evitando la obesidad, que es otro factor de riesgo.

  • Reducir el estrés y la ansiedad, que afectan al rendimiento cognitivo y a la memoria.

Tipos de ejercicio recomendados para el Alzheimer

No todos los tipos de actividad física generan el mismo impacto en el cerebro. Los especialistas recomiendan una combinación equilibrada de ejercicios aeróbicos, de fuerza y de estimulación mental.

1. Ejercicio aeróbico

Actividades como caminar, nadar, bailar o montar en bicicleta ayudan a mejorar la circulación sanguínea y oxigenar el cerebro. Se recomienda practicarlos al menos 30 minutos al día, 5 veces por semana.

2. Ejercicio de fuerza

El trabajo con pesas ligeras, bandas elásticas o ejercicios de autocarga (como sentadillas o flexiones adaptadas) contribuye a mantener la masa muscular, mejorar la postura y favorecer la independencia en la vida diaria.

3. Ejercicios de equilibrio y flexibilidad

El yoga, el tai chi o los ejercicios de estiramiento ayudan a mantener la coordinación y reducen el riesgo de caídas, un problema frecuente en pacientes con Alzheimer.

4. Actividad física con componente cognitivo

El baile o los deportes en grupo son especialmente beneficiosos porque, además de requerir movimiento, implican coordinación, memoria y atención.

¿Cómo trabajamos en Centro Impulso Murcia?

Lo primero que debemos tener en cuenta es el grado de declive cognitivo en el que se encuentra la persona en cuestión. Así pues, tenemos varias orientaciones que se pueden trabajar:

  • Ejercicio de tipo aeróbico (caminar, bicicleta estática), debida cuenta de sus beneficios anteriormente citados.
  • Ejercicios de fuerza; estos ejercicios adaptados a cada persona respecto a sus posibilidades, deben de simular acciones cotidianas de la vida diaria, como por ejemplo sentarse y levantarse de una silla, coger un determinado peso, subir o bajar escalones, etc.
  • Ejercicios de flexibilidad, para ralentizar el declive físico muscular y articular.
  • Ejercicios de equilibrio que aumenten dicha condición para su vida diaria. Pondremos obstáculos para que los evite o salve, subiremos y bajaremos escaleras o bancos, etc.
  • Ejercicios que provoquen una estimulación cognitiva de la persona, uniendo tareas que impliquen un procesamiento de una información y una posible respuesta.

Así pues, se recomienda adecuar las tareas a cada nivel de declive en el que se encuentre la persona con la que vamos a trabajar; tareas más complejas o simplemente tareas que se realicen por imitación. Enfatizar en ejercicios que le resulten familiares al paciente y sobre todo trabajar en conjunto tareas de fuerza, capacidad aeróbica, flexibilidad, movilidad, coordinación y agilidad.

En definitiva, a través del ejercicio físico podemos ser capaces de frenar de alguna manera el proceso de deterioro del paciente, mejorar su calidad de vida, sacarlo de una posible rutina diaria, y del mismo modo algo que resulta importante, mejorar la calidad de vida de las personas que los rodean, ya sean cuidadores o familiares.

En Centro Impulso Murcia somos especialistas en prescripción de ejercicio en poblaciones especiales. Confía en un grupo multidisciplinar para la pauta, desarrollo y tratamiento en patología neurodegenerativa.

Tabla de contenidos